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La  infancia  del  hombre  que  luego  escribiría breve

Por VÍKTOR SHKLOVSKI

Traducido por: Irina Bogdaschevski

 

Una noche en que soñaba despierto, como siempre, buscaba a un enemigo en la habitación y lloraba.

Llegó la mañana.

Yo tenía un saquito (no me gusta esta palabra) gris, con elástico abajo. El gorro de verano tenía un elástico. Yo mordía el elástico. Las medias también tenían elásticos, rojos.

No teníamos en la familia bicicletas ni perros. Tuvimos una vez pollitos criados tardíamente al lado de la estufa. Ellos sufrían de raquitismo, yo los curaba con papeles recortados.

Tuve también, mucho tiempo después, un jilguero en una jaula de madera. El jilguero cantaba su canción a las seis de la mañana, mientras que yo me despertaba a las ocho. Después se lo comió una rata.

Ya soy viejo. Cuando era un niño, a la gente todavía la pisaba el tranvía a caballo. Los tranvías eran de un caballo y de dos caballos.

En mi época llegó la electricidad. Todavía andaba en cuatro patas y ardía con una luz amarilla. En mi época apareció el teléfono. En mi época comenzaron a pegarles a los estudiantes. Los obreros, sin embargo, vivían tan lejos que donde vivíamos nosotros, en la calle Nadézhdtnskaía, no se sabía nada de ellos. A su barrio se llegaba con el tranvía a caballo.

Recuerdo la guerra anglo-bóer y un cuadrito hectografiado: un bóer pegándole a un inglés. La llegada de los franceses a Petersburgo. El comienzo del siglo xx. El movimiento de los hielos en el río Neva.

Mi abuelo era jardinero en el Palacio Smolni. Un alemán canoso, corpulento. En su habitación había una azucarera azul de cristal y objetos cubiertos de percal oscuro. Detrás de su casa se curvaba el Neva, y sobre él se vela algo colorido y pequeño.

No puedo recordar qué era.

No me gustaba que abotonasen y desabotonasen mi ropa.

Me enseñaban a leer con cubos, sin dibujos. La madera surgía en los ángulos de los cubos. Recuerdo la letra "A" en el cubo. La reconocería hasta ahora. Recuerdo el gusto del baldecito verde de hierro en los dientes. En general, el gusto de los juguetes. Desilusiones.

Paseábamos por la pequeña plazoleta junto a la iglesia de Cosme y Damián. La llamábamos "de Cosme y el moníto". * Detrás del muro de la plaza había un depósito. Allí, según nuestra imaginación, vivían monos ... El depósito tenía una chimenea. Los adultos se enojaban.

Éramos salvajes y no teníamos educación. Los adultos no lograban dominarnos. Ellos, en general, no lo logran. Recuerdo los versos:

 

Víktor, doctor en medicina,

gratis te examina,

y te mete en la nariz

aceite de trementina.

 

Además había sarampión. A unos les daban gelatina de leche, a otros de arándanos. Se enfermaban cuatro niños al mismo tiempo.

La calle Bassiéinaia era aún de madera. En aquel tiempo, los ciudadanos todavía se alegraban cuando talaban los jardines. Éramos verdaderos ciudadanos.

Todavía salía la revista con la tapa roja y dorada. Traía ilustraciones: una competencia de dresinas. La bicicleta ya estaba inventada y se enorgullecían de ella, como ahora nosotros de la relatividad.

En el extremo de la ciudad, del otro lado del Neva, donde siempre soplaba el viento, se encontraba la isla Vasllievski, donde vivía el tío Anatoli en una casa de color marrón, a una  hora y media de viaje. Él tenía teléfono, y en la fiesta de Pascua servían unos huevos dorados, aunque desabridos, y pasas de uva azuladas.

Y en la mesa de su pequeña mujer había un triple espejo y  una chanchita rosada de alcancía. La chanchita era para mí el fin del mundo.

 

* La iglesia Kozmy i Demiana [de San Cosme y San Damián] en ruso se  pronuncia parecido a Kozma i obeziana [de Cosme y del mono J. [N. de T.]

Víktor Shklovski nació en San Petersburgo y planteó el concepto de остранение en la literatura. 

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